Afrontémoslo: el eterno retorno nos condena. Pero, no hay que tomarlo a mal por que la resignificación suele ser la salida más visceral hacia las tendencias. Ésas que —como en cualquier período del arte que toma conciencia de sí misma— sienten la necesidad de ajusticiar paradigmas. Así es como se gesta, desde el interior del math-y-post rock, El cómodo silencio de los que hablan poco, o Los que hablan poco, (como alias corto dado que sus siglas también son muchas), la banda chilena que editó su primer álbum RUN RUN a mediados del 2016, y que en la actualidad está realizando una gira por las diferentes provincias del territorio trasandino.
Los géneros previamente referidos vienen siendo citados en una ola de bandas y músicos actuales, siendo que reviven ciertos relatos de American Football (banda fundacional [?] del género) y Explosions in the Sky aunque las mejoras vigentes, como en la técnica, la calidad de grabación, la comunicación, la expresión y la conexión con la audiencia, lograron una reformulación del estilo.
Más allá de lo cercano que el mercado chileno se encuentra con el yankee —y con su cultura—, se generan lazos estilísticos de producción de arte independiente: lo que más se necesita en latinoamérica para liberarnos de la opresión-agenda-programada-multimedial. Por ésta razón, también, el grupo se relaciona con bandas de nuestro país, como Temporada de Tormentas, Malviaje, El Gran Lago y Loquero, proyectos que sostienen una autogestión e innovación constante.
El álbum está conformado de ocho tracks sumergidos en la propuesta más fresca del emo-indie, en añadidura a la particular producción: el proceso de grabación fue llevado a cabo en la casa de los integrantes, con excepción de la batería que se grabó en una sala de ensayo. Todo ésto se llevó a cabo gracias a la producción compartida con Alex Rojas (Temporada, Nonato Coo) quién, además, se encargó de la mezcla sonora.
Fuera de caer en la volteada Mac-Demarco-chorus-al-palazo, Los que hablan poco se atreve a piezas y secciones largas que pueden culminar en una orquestación fulminante de dinámicas, timbres y armonías espaciales. Mención especial para la trompeta que aparece esporádicamente durante el álbum, manifestando no sólo la traspolación desde The one with the Wurlitzer o For Sure de American Football, sino también la influencia latina sobre ésta banda y el desarrollo del género, retroalimentandose.
Con nueva formación —salida: Chino y Yaney; entrada: Bárbara—, la agrupación chilena seguirá de gira por su país y sin dudas éste año nos adelantarán nuevas composiciones; si es que corremos con suerte contemplarán cruzar la cordillera en una aventura inversa-al-cholulaje-argentino y haremos catarsis en su show emocionalmente prendido.
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