Luego de 18 largos años, sus integrantes volvieron al ruedo con un nuevo single llamado Solara.
William Corgan, James Iha y Jimmy Chamberlin reanimaron la carrera musical de The Smashing Pumpkins sumando al equipo a Jeff Schroeder en guitarra y a Jack Bates como bajista, dado que D’arcy Wretzky fue desafectada de la banda; aparentemente por una confusión dialéctica entre las partes.
Fuera de toda discusión, los nuevos integrantes no le restan maravilla al grupo que se muestra sólido en la canción lanzada como sencillo el 7 de junio pasado a través de plataformas virtuales.
A primera escucha es evidente que los Smashing Pumpkins debieron haber comenzado a trabajar con Rick Rubin —productor del single y próximo álbum— desde mucho antes por la gran efectividad que lograron. Su último trabajo en comunión tuvo lugar en 1998, coincidiendo en el caso que también se trató de una canción en formato single: Let Me Give the World to You.
Hacia el sonido, hago mención al productor porque en la selección de baterías ha marcado cierta inflexión tendiendo al Weezer de los dos milenios, otra banda con la que ha trabajado Rubin, destacándose por sus técnicas y resultados.
Las guitarras se muestran presentes; la melodía de la voz, con el timbre particular de Corgan, sugiere una ambigüedad climática. O emotiva, a modo de no distinguir una sensación de otra. Como un frío/calor constante. Hay unos caramelos así.
Todo esto muestra que el cantante y líder de la banda se desprende un poco del vampirismo tímbrico que lo caracterizaba, mostrándose más maduro —aún más, ahora que exige ser llamado por su nombre de pila, ya está cansado del usual Billy—.
Volviendo hacia la canción, Corgan repite en la estrofa No soy más que un cuerpo, en mi mente/No soy todos, llegando al estribillo con una progresión de acordes a-lo– Qosta-Go With the Flow con la característica nota pedal a modo de melodía de colchón translúcido. Piensen en un sillón transparente, como analogía para integrar la nota pedal que sostiene toda la extensión de los estribillos.
Creo que el nuevo tema es apto para subsanar la nostalgia de su público que esperaba ansioso nuevo material de la banda que desde comienzos del segundo milenio no producían música juntos.
Según sus propios dichos, decidieron encarar el próximo álbum “apuntando al de su primer álbum Gish (1991)” y de ésta manera se dio la reunión de los miembros originales con la incorporación de Schroeder y Bates.