Segundo Obras para este grupo, y ya no quedan dudas de que esta banda sabe hacer rock. Los hermanos Sardelli volvieron a conquistar las miradas (y los oídos) de todos, esta vez en el marco del Isenbeck Rock N Chop, en un show mágico y a pura energía. (Crónica y fotos: Nanu Leiza)

Dos años repletos de shows. De los gratuitos en festivales, de los varios Vorterix consecutivos, de los Luna Park, y de realizar dos shows sinfónicos en menos de ocho meses. Todo eso, más un público de la hostia, unos fans que son más bien “amigos” como le gusta decir a Guido Sardelli, confluyen en esa magia que se sintió en esta vuelta de Airbag al Templo del Rock.

La noche arrancó con Primavera 2001, tema de Mentira la Verdad, disco que llevó a Airbag por toda la Argentina, además de shows en México y Perú, y que los consagró como una banda sólida y con impronta. También sonaron temas del disco Una hora a Tokio, como Un día diferente y Revolución, que volaron Obras a puro pogo.

A diferencia de otras presentaciones, Patricio Sardelli sorprendió esta vez con un acústico en el medio de tanto rock. Que sabe como tocar cualquiera de sus Gibson eléctricas, claro eso ya lo sabemos. Y que me atrevo a decir que hasta me gusta más que Slash. Pero cuando se calzó la 335 y tocó una seguidilla de temas que incluyeron Cicatrices y Otoño del 82, definitivamente emocionó a todos. La misma sensación siguió con Adiós Nonino de Piazzola, que recordó esos momentos increíbles y mágicos que se sintieron en mayo pasado en la Usina del Arte y, sobre todo, en el Sinfónico Ultra que conmovió al Luna Park en diciembre.

 Kalashnikov y Huracán llegaron después para poner a todos a poguear de nuevo, junto con un cover de Start me up de los Rolling Stones, que fue de las mejores perlitas de la noche. Tampoco podía faltar alguna travesura de Pato Sardelli, con ese liderazgo y carisma natural, bajando del escenario y saludando a toda la gente que estaba sobre la valla, mientras cantaba La Moda del Montón.

La noche llegaba a su momento cúlmine con unas estrofas del Himno Nacional Argentino, con Pato a la guitarra, transmitiendo pasión y talento, y demostrando que no es sólo un soñador, si no que es un creador innato, un realizador constante de obras de arte, me atrevo a decir.

Con Solo aquí y Mi Sensación, de los primeros tiempos y ya clásicos del encore, Airbag cerró una noche llena de sueños cumplidos. Un concierto que acompaña el fin de una etapa, la despedida del disco Mentira la Verdad (que tendrá algunas presentaciones más, en Rosario y Córdoba por el momento), y que termina de posicionarlos en el lugar que deben estar, en el de ser considerados una banda de rock de la hostia, que se la banca, que se la juega, y que cree siempre en la posibilidad de ir más allá.

 

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