La banda de metal bizarro brindó un concierto que quedará en los anales de la historia del rock. No sólo por su música sino por su puesta en escena, tan única como bananera (sape).
NOTA: CHECHU BARROS
FOTOS: MARÍA SOL FARIÑA
Asspera se presentó en el Luna Park. Es la primera banda independiente del metal bizarro (como se autodenominan) en tocar en el mítico estadio ubicado en Puerto Madero. Dale que sos Rock fue testigo de la inquebrantable unión que existe entre los músicos y el público.
Volver a los shows presenciales requiere de un esfuerzo colectivo por parte de los espectadores y del espacio en que se lleva a cabo. La seguridad y las medidas de precaución, fueron realizadas de manera exitosa: se tomó la temperatura al ingresar, se reforzó el uso de tapabocas durante el show y además, cada persona llevó consigo la declaración jurada que manifestaba no haber tenido ningún síntoma de Covid 19.
El recital comenzó pasadas las 21 del sábado. Los espectadores se encontraban ansiosos y eufóricos, entonaban “hijos de puta, hijos de puta”, un cantito muy característico de los assperianos. Con Richar Asspero en voz , Rockardo Asspero en guitarra, 3,14 Jota en el bajo y Nicogollo Muñón en batería, el grupo enmascarado salió a escena con “Hijo de puta”, seguido de “Calzón quitado”, “Berrinche y cuenta nueva”, “En bruto” y “Partiendo cabezas”.
Con el recital en marcha, el cantante no dejó pasar la oportunidad para destacar lo bien que se estaba portando el público durante el show:
“Tenemos que agradecer esta oportunidad, después de casi dos años de pandemia, esta banda independiente toca en el Luna Park y ustedes se están comportando de puta madre. Sigamos así que venimos bien y el año que viene vamos a poder poguear”
La lista de temas continuaba y Asspera seguía repasando sus casi 21 años de trayectoria. La temática de sus letras abundan las críticas sociales y las quejas a la frustrada rutina en detrimento de las anécdotas humorísticas. Además, el humor, la incoherencia (de a ratos) y lo bizarro van de la mano: sonaron “De lo bueno muy poco”, “Gambeta”, “Ni en pija”, “El hijo de QK” y “Reverendo HDP punk”. Este último estuvo acompañado por “Maikel” de Kapanga.
La puesta en escena iba cambiando a medida que sonaba cada tema, las luces eran fuertes y vibrantes y el público en ningún momento se apagó. El sonido fue de lo mejor, claro y limpio; cada instrumento fue escuchado de manera perfecta.
Pasadas las 22:30, el ritual dio inicio a la segunda mitad del show. Comenzaron con “Vecinos de mierda”, “Cagón” y “La concha de Dios”. Siguieron con “La poneta”, “Me cago”, “El peaje más caro del mundo”, “El risueño”, “Sí ya sé” y “Tarifazo”. Durante estos temas, se mostraron distintos personajes que forman parte de la percusión alternativa, de los coros y del entretenimiento: El Rubio Salvaje, Trav Zombie y el Dino Garca.
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Entre una lluvia de papeles higiénicos, un acting de una pareja y un dinosaurio que tiraba impuestos al público, Asspera se enfocaba en la última parte de su presentación en el Luna Park.
Richar entonó “Vamos a volver en un recital, te veré poguear, abrazándome en la inmensidad” y no pudo contener la emoción. El público eufórico seguía apoyando a su banda, en cada tema los aplausos se hacían notar. Terminando el recital, sonaron “Billetin”, “El ganzo”, “Viaje al centro de la verga” y “Pogo al corazón”.
En la pantalla se proyectó un mensaje bien característico del “Bananero” hacia su banda amiga y entre todos los presentes se escuchó un “Sape” en su honor.
En memoria de Mario Lauro Santillan, baterista fallecido en octubre del año pasado, dieron cierre al recital con “Pogo al corazón”.