La banda de Manu Quieto la rompió en San Telmo. Repasó todos sus éxitos y llenó de emoción a sus fans. (NOTA Y PH: MICA MARCZUK)

Hay bandas que son imprescindibles. Si alguna vez escuchaste rock, al menos un tema de La Mancha de Rolando te sabés. Hace algunos días actuó en La Trastienda y confirmé lo que les estaba diciendo.

Había pasado mucho tiempo desde que no ponía en mis auriculares su música, pero terminé cantando todos los temas mientras ellos sonaban en vivo en ese hermoso lugar de San Telmo.

En particular, lo que más me copa de la banda es la sencillez con la que transmiten sus canciones, es como dicen, “esta melodía es simple y eso me hace feliz”. Como un clásico Malbec puede ser la mejor opción para acompañar buenos momentos, La Mancha no pierde su esencia y es la mejor compañera para otros tantos.

Las caras de placer en los músicos, las sonrisas a flor de piel, la complicidad entre ellos y el público siguiendo el ritmo que planteaban, te hacía sentir en un ambiente seguro y cálido para estar. Como si de una causalidad se tratara, La Trastienda no tiene valla, lo cual me obligó a quedarme entre la gente para poder sacar fotos.

LA MANCHA DE ROLANDO EN LA TRASTIENDA

No había notado cuánto unas rejas nos separan de lo que en realidad está sucediendo: tener a los músicos cerca y agitarla a sus pies tiene un sabor distinto a la lejanía del gordo de seguridad en el medio.

La lista de temas fue completa y los pogos se dieron cuando sonó Chino, Santa María, La Primavera, entre otros. Pero el mejor remate fue con A dónde vamos, porque literalmente se tiraron al piso a reposar. Por supuesto no iban a faltar los gritos en contra de MM y Manu aclaró: “Yo no hago declaraciones porque después salgo en los diarios”.

Si tengo que hacer un resumen personal sobre la noche les puedo decir que saqué fotos, salté, robé cigarrillos, me bautizaron con birra, abracé a un borracho, canté desaforadamente y la pasé como hacía muchos recitales no la pasaba. Y si tengo que decirle algo a la Mancha de Rolando es Muchas Gracias por la fiesta que nos hicieron vivir.