En el mítico Luna Park, presentó su último trabajo discográfico con un gran despliegue de luces e imágenes. Rebelde, contestataria y única, la banda uruguaya brindó uno de los recitales más importantes del año.
PH: Victoria Oses CRÓNICA: Wally Leguizamon Cajal
El ser humano necesita hacer catarsis para liberarse y la mejor manera es saltando, cantando y, por qué no, gritando. La música es un buen vehículo que nos ayuda a cumplir con ese objetivo. Sin embargo, hay pocos grupos que lo hacen casi naturalmente. Dentro ellos dice “presente” Cuarteto de Nos.
La banda uruguaya llenó el Luna Park y presentó su nuevo disco Jueves, un viernes. Y sí, no se traiciona, siempre a contramano de cualquier lógica. Pero ¿cómo les fue? ¿cómo vivió el público el show? ¿qué sensaciones tuvieron sus integrantes? ¿qué recepción tuvo el disco? Son varios los interrogantes que nos encargaremos de responder en esta crónica.
La objetividad se convierte en utopía cuando a nuestro cronista asignado le gusta una banda. Obviamente que esto es un claro ejemplo. Ama al Cuarteto de Nos porque se identifica con casi el 90 por ciento de sus canciones. Lo mismo le sucede a los centenares de personas que asistieron al mítico estadio de la Avenida Corrientes.
Jueves es por ahí el disco menos instrospectivo y más colectivo debido a que se refiere a la relación entre el ser social y el sistema capitalista. Lo hace desde una mirada ácida y con mucha parodia. Realmente hace caer varias fichas.
En fin, acá no vamos a describir lo que es el álbum, estamos para hablar de lo que fue el magnífico show que dio. Desde el comienzo hasta el final, mantuvo el nivel alto de energía e interacción con su público gracias a las canciones, a las charlas entre los integrantes -que incluyeron cargadas- y a la impresionante utilización de los recursos visuales.
Roberto Musso en voz y guitarra, Santiago Tavella en voz y bajo, Álvaro Pintos en batería, Gustavo Antuña en guitarra principal y Santiago Marreno en teclados se lucieron.
Igualmente no estuvieron solos arriba del escenario ya que contaron con colegas invitados: Luis Angelero en guitarra, y Fabián Silva y Mauricio Sosa en vientos. Los dos últimos le dieron un toque diferente al concierto. Es más, nos animamos a decir que no hubiese sido lo mismo sin ellos.
La presentación comenzó muy arriba con los caños que dieron paso a la interpretación de Punta Cana, un tema del nuevo trabajo que es bastante pegadizo y que provocó los saltos generalizados de la gente. Posta que es así porque te entra directamente al cerebro y hace que tu cuerpo comience a moverse automáticamente. Es como si te agarrara la corriente.
Lo mismo sucedió con Mario Neta, que tiene una intro más de cumbia. Su letra es sin dudas un claro ejemplo de cómo nos maneja el sistema a su antojo. Acá Roberto y sus amigos nos hicieron pensar mientras bailábamos.
Como bien mencionamos arriba, Cuarteto de Nos usó muy bien sus recursos visuales como luces y proyecciones de imágenes en la pantalla. “Contrapunto para Humano y Computadora” fue un claro ejemplo. Como en la viejas payadas o como en las modernas riñas de gallos, el cantante y el artefacto se batieron en un feroz duelo discursivo. El ser humano con su habla y el aparato con sus letras en una pantalla y su sonido robótico deleitaron a la gente.
Sin dudas, la computadora resultó ganadora, aunque Roberto lo negó. Eso provocó que sus compañeros, como Santiago, lo cargaran.
Esa actitudo jocosa e irónica se mantuvo. Acá vamos a citar dos ejemplos. Una se dio cuando el vocalista recordó el origen de la canción “No llora”. La misma nació a partir de una charla que tuvo con su hija, Federica, a lo que el bajista dio a entender que la “había matado” con el nombre.
La otra fue cuando Musso contó que Alvin, es decir el baterista Álvaro Pintos, hacía 45 minutos de un solo de batería en los comienzos de la banda. “Alvin, Alvin, Alvin, Alvin”, comenzó a cantar el público.
El recital estuvo espectácular, tampoco faltaron los clásicos como El hijo de Hernández, Me amo, Gaucho Power, Invierno del 92, Pobre Papá, que tuvo una versión acústica muy bien cantando con el estilo de Tavella. Finalmente, el cierre llegó con Llegó Papá y Yendo a la casa de Damián.
Las sensaciones que tuvieron tanto los artistas como sus fans resultaron ser iguales. De alegría. La noche dibujó una sonrisa en todas las bocas que se congregaron en el Luna Park. Gracias al Cuarteto de Nos la catarsis se transformó en música.