Dale que sos rock fue testigo de un festival sin precedentes en Capital Federal, donde las mujeres estuvieron muy bien representadas arriba, detrás, sobre y abajo dele escenario en la Ciudad Cultural Konex. (‘PORTADA: GENIAL DE LA NADA)
NOTA: WALLY LEGUIZAMÓN CAJAL
Para un periodista heterosexual criado bajo un sistema patriarcal, cubrir el Festival GRL Power fue todo un desafío porque a través del arte “transfeminista”- tal como lo definió Paula Maffia– se enfrentó a muchas preguntas que nunca se había hecho: ¿Por qué es muy fuerte el sistema binario en relación al género? ¿Por qué los productores y hasta artistas varones no apuestan a este tipo de encuentros? ¿Por qué los medios hegemónicos e independientes como este no les dan un espacio a las mujeres y a las trans que son artistas?
Parece broma, y hasta diría que resulta arcaico, pero es la realidad, este cronista nunca vio tantas mujeres sobre el escenario. Mujeres realmente talentosas cantando y tocando instrumentos con una capacidad profesional realmente envidiable. También resultó inusual observar la mayoría de mujeres en el equipo técnico, la producción y en el público.
También cabe destacar la presencia de personas trans y homosexuales que vivieron su amor en un lugar donde nadie las juzgó ni las miró raro con cara de asco. Fue un espacio de absoluta libertad, bastante alejado de prejuicios. Eso se vio reflejado en un detalle que parece insignificante pero no lo es: los baños mixtos.
Cuando ingresé a uno de ellos y vi a mujeres allí, me quedé paralizado, no sabía qué hacer hasta que una de ellas dijo señalando los mingitorios: “Pasá, el baño es mixto”. Lo dijo de manera natural, como si nada.
Además, la sororidad estuvo presente en la mayoría de los grupos y artistas que participaron del encuentro artístico ya que entregaron el escenario a horario. Salvo en un caso donde parece que no le importó respetar a la banda que la sucedía.
El Festival GRL Power por fin llegó a la Ciudad de Buenos Aires y resultó todo un éxito por varias razones: la importante concurrencia, la solidaridad, la reivindicación de la lucha feminista, la demostración de una importante capacidad musical y, sobre todo, por los interrogantes que dejó en los hombres que se relacionan directa o indirectamente con el rock.
Calidad y diversidad
El subtítulo no es puesto al azar porque fue lo que verdaderamente se observó en el escenario. Con artistas con un tremendo talento representando a diversos géneros musicales, el Festival GRL Power entretuvo a todas las presentes. Las hizo escuchar, bailar, saltar, cantar y reivindicar las banderas del feminismo.
Julieta Venegas fue la encargada de abrir la jornada al interpretar canciones solamente con su guitarra celeste y luego con su acordeón hermoso. La frescura de su voz fue seguidas con respeto y atención por parte de las chicas. Ambas cualidades se acentuaron cuando interpretó- ella en piano-, junto a Sol Pereyra –en guitarra-, “Eres para mí”.
La extraordinaria riqueza musical también estuvo en la actuación de Melanie Williams & El Cabloide. Sus sonidos entretenidos generados por Melanie y sus compañeras y compañeros dejaron boquiabierta a las espectadoras. Fueron ideales para bailar muy tranquilamente debido a lo contagioso que resultaron ser.
El Festival GRL Power también le brindó su espacio al feminismo negro con la inclusión de Luanda y Laysa & Dj Peppers. Haciéndole frente al patriarcado blanco que oculta y denigra a lo negro, las artistas despertaron los aplausos sinceros y solidarios de las mujeres.
La juventud de Loli Molina hipnotizó a la gente que siguió maravillada sus canciones suaves cargadas de poesía. La artista aprovechó la ocasión para presentar temas de su último disco llamado “Lo azul sobre mí”, que fue lanzado hace apenas un mes. Es un material absolutamente recomendable.
Paula Maffia brindó una show formidable no solamente desde lo artísticos sino que también por su ida y vuelta con las chicas y por explicitar consignas. Valoró que las mujeres hayan tenido participación en la producción, equipo técnico y en el escenario, al tiempo que destacó que esto es realmente posible derribando los mitos –y obstáculos- creados por los varones que manejan los hilos del circuito del rock hegemónico.
Maffia junto a las integrantes de su banda demostraron su interesante capacidad de tocar distintos instrumentos. Literalmente iban rotando. Además, esrenó su flamante videoclip Corazón Licántropo, donde hay una participación de todos. Verdaderamente estuvo muy bien hecho.
Posteriormente, la actitud combativa también estuvo representada en la actuación de la gran Sara Hebe, que, alejada de las caretas y de la necesidad falsa de quedar bien con todo el mundo, cantó sus temas feministas y antirepresivos. “Yo abortaría por si se hace policía” y “Siempre con las putas, nunca con la yuta” resultaron ser las consignas revolucionarias que pintaron de cuerpo entero a la actuación.
Además, la artista incluyó en show la participación de dos bailarinas que rompieron con los cánones de belleza establecido por la libido patriarcal cosificadora ya que una era trans y la otra un mujer gorda, que se movió en absoluta libertad, tal como debe ser.
Otro de los puntos más fuertes de la noche fue la combinación sobresaliente de Marilina Bertoldi, la primera mujer lesbiana en ganar el Premio Gardel de Oro, y Barbi Recanati. Ellas dos solas con sus guitarras inundaron de placer el recinto.
Y para cerrar la noche estuvieron dos grupos que aportaron el pogo y la atención en el festival. Primero, desde Córdoba, las chicas de las Tranki Punki hicieron saltar a las mujeres de alegría y representatividad con su punk revolucionario y feminista, donde el acordeón marca una importante diferencia en relación a otras bandas del género. Y, en segundo lugar, Sin Sex aportó su poder coreográfico.
Asimismo, la actividad no fue solamente musical ya que incluyeron la realización de murales y diferentes charlas, entre las que se destacaron las clases de autodefensa con Vivi González, las exposiciones de Astromostra, Matria Doc y Charo López y el twerk con Tati Dume.
En fin, el Festival GRL Power demostró dos cosas muy importantes: la existencia de muchas bandas musicales integradas por mujeres y otros géneros y el poco esfuerzo que tiene la industria de no alentar a las artistas. ¿Por qué sucede esto?, se pregunta uno y la respuesta que surge es esta: existen músicos, productores y periodistas varones que, como decía Eduardo Galeano, le tienen miedo “a la mujer sin miedo” y más, si ella es más talentosa.