Pasó un 29 de febrero y la banda que encabeza Panter Giuiliano volvió a encontrarse con sus amigos en una fecha propia en Capital y, sin dudas, recibió un fuerte impulso para este año.

FOTOS: VICTORIA OSES PH

NOTA: WALLY LEGUIZAMÓN CAJAL

Mística es la palabra adecuada para describir lo que se vivió en el último recital de De La Gran Piñata en el Teatro Vórterix el sábado pasado no sólo porque tuvo lugar un 29 de febrero, una fecha especial para el grupo, sino que también porque se reencontró con sus comienzos y la fidelidad de su gente.

¿Cómo se logra tener esa mística? Y básicamente se alcanza gracias al trabajo silencioso, a la humildad y a ese espíritu under que se adapta a cualquier panorama, aún en las circunstancias más complicadas.

DLGP ya tiene una liturgia que muy pocas bandas tienen. Posee una especie de rito sagrado el cual consta de cuatro etapas. La primera es la previa de los fanáticos que se juntan en la vereda o en alguna plaza cercana a beber la sangre del rock: el más maravilloso néctar llamado fernet. Allí tampoco faltan las zapadas con la utilización de guitarras criollas que acompañan la interpretación amateur de las canciones más reconocidas.

En tanto, la segunda es la cortina humana que son los ya los famosos cánticos, como “el soy piñatero”, que se escucha antes de comenzar el recital.

Mientras que la tercera es el concierto en sí. Va más allá de la comunión de un artista con su público, sino que es el encuentro de dos amigos que se extrañan mutuamente y comparten el idioma de la música y la humildad.

Y cuarto, y para ir cerrando este análisis, la cortina de cierre conformada por las aplausos y la entonación de La Historia de la Mosca y la Araña que abriga los corazones de las personas que asisten al show.

De La Gran Piñata ya se transformó en una banda de culto, pero que siempre manifiesta su deseo de seguir creciendo. Crecer sin perder la humildad es su lema y lo cumple a rajatabla. Sabe que la soberbia mata ilusiones y la rebeldía de soñar. 

Más que una simple fecha

El calendario no se equivocó, cada cuatro años hay uno que es bisiesto y Panter Giuiliano en voz y guitarra , Nico Persig en bajo y Ale Zenobi en batería lo aprovechan a full. A diferencia de 2016 en el cual tocaron en La Trastienda, eligieron esta vez el recinto ubicado en el barrio de Colegiales que estuvo totalmente colmado. Muy merecido para los artistas que tuvieron un 2019 lleno de transformaciones.

Personas que vinieron desde otras provincias, de diferentes puntos del Conurbano bonaerense y de Capital Federal se unieron en un abrazo eterno en el marco de un concierto que duró dos horas y que contó con invitados de lujo y nuevos recursos audiovisuales que le posibilitaron un importante salto en su trayectoria.

Sonrisas, gritos, besos, polvo y arañazos completaron el panorama de una  noche que quedó inmortalizada por la memoria y las cámaras que utilizó el staff de la banda, que tuvo un importante desempeño para que todo saliera de manera perfecta. Como dicen los integrantes del grupo, son igual o más importantes que ellos.

Los cánticos de los chicos y chicas fueron la cortina de presentación hasta que se apagó la luz. Posteriormente, se produjo un silencio que se transformó en gritos y luego se entonaron los sonidos de Crudo, Puta, Polvo y Arañazos; y De Bar en Peor, cuatro himnos que te invitan a saltar, cantar y a vivir.

Panter no dudó en agradecer a la gente que concurrió al show, reconoció que hoy en día es muy complicado juntar el dinero para comprar una entrada y manifestó su felicidad por reencontrarse con los fans en suelo porteño. No caben dudas de que este vocalista y guitarrista es una de las personalidades más humildes de nuestro rock nacional. Agradecido, medido en sus palabras y transparente logra que hasta los más gedes se tranquilicen al menos por un par de horas.

El grupo estuvo acompañado de dos invitados especiales como Patricio Lema de Free Anguila en los teclados y  el gran Hernán Tery Langer que tocó como los dioses la guitarra. Ambos estuvieron a la altura de las circunstancias, se dejaron llevar por la marea piñatera y quedaron grabados en los corazones.

De La Gran Piñata ya tiene mística, un fuego sagrado que ilumina el circuito del rock actual. No le hace falta caretas, no le hace falta hacer el juego para la tribuna, posee la llama que enciende ilusiones y alimenta sueños que ya no son imposibles de concretar.

Cabe destacar que sus próximas fechas serán el 18 en Club Tucumán de Quilmes, el 27 de Circus de San Justo y el 25 de abril en XLR de San Miguel.