El último espectáculo de Agustín “Soy Rada” Aristarán, es un gran ejemplo de que las carcajadas pueden tener su origen tanto en lo bueno como en lo malo, a través de la inteligencia y la simplicidad. (FOTOS: CAMARIN 10)

Hacer humor en esta época, donde los ánimos en las familias están caldeados, donde las frustraciones truncas son más que las risas, donde el esparcimiento se transformó en un privilegio cuando tendría que ser derecho, es un acto revolucionario, más si ese humor se inspira también en esos problemas.

Serendipia, el último espectáculo de Agustín Soy Rada Aristarán, es un gran ejemplo de que las carcajadas pueden tener su origen tanto en lo bueno como en lo malo, a través de la inteligencia y la simplicidad.

Mediante el stand up, la magia y la música, más un interesante despliegue escenográfico y lumínico, Soy Rada, acompañado por los músicos Charly Palermo, Juanjo Gaspari y Pablo Vignati, logra que la sonrisa sea eterna durante todo el tiempo de la obra, que en esta semana tendrá sus últimas cuatro funciones en el Teatro Metropolitan Sura.

Sus primeros años de vida en Bahía Blanca, el origen de su acercamiento a la magia y los problemas que esto le trajo durante su adolescencia, el día que nació Bianca y la relación entre ambos, hacen que Serendipia sea un entretenimiento bastante interesante, sobre todo, un domingo por la noche.

DALE QUE SOS ROCK presenció el espectáculo, en el cual lo musical es un pilar fundamental. Eso se da gracias a la capacidad artística que tienen Charly, Juanjo y Pablo a la hora de interpretar cualquier género. Carnavalito, cumbia, rap, rock, entre otros, alimentan las ganas de pararse y ponerse a bailar en las butacas. Ni hablar de la voz de Agustín, que se adapta tranquilamente a los tonos que ejecutan los instrumentos.

Desde el comienzo, el argumento posee el sello del comediante porque aparece uno de sus reconocidos y queridos personajes, Simba, que cuenta los problemas que conlleva ser rey de la inmensidad de la selva cuando apenas es un joven leoncito. Infaltable el disfraz amarillo con la cola y las orejas.

Posteriormente empieza a atravesar las frustraciones que tuvo cuando era tan sólo un niño, Esperar infructuosamente que Papá Noel le regalara el camión que tanto deseaba, las numerosas mudanzas, y su acercamiento a la magia, arte que lo llevó a conocer diversos escenarios de nuestro país y a visitar a otros países.

Asimismo, acaricia la infancia de los presente al citar la importancia que tuvieron para él personajes como Xuxa. Luego pasa a la adolescencia recordando sus problemas para relacionarse con las mujeres siendo un mago novato, hasta llegar a los primeros problemas existenciales.

Posteriormente, desemboca en el día que se convirtió en padre de Bianca, su separación con la madre de la niña y el inicio de un nuevo renacer en su carrera profesional.

SIn dudas, Soy Rada ve el lado bueno de las cosas malas y destaca el valor de aquellas situaciones que permiten “un descubrimiento o un hallazgo afortunado, valioso e inesperado que se produce de manera accidental, casual o por destino, o cuando se está buscando una cosa distinta” o  “a la habilidad de un sujeto para reconocer que ha hecho un descubrimiento importante aunque no tenga relación con lo que busca”.

Serendipia es un espectáculo digno para recomendar, es una muestra que, aunque la vida no nos conceda las cosas que deseamos, siempre recompensa con algo bueno.