NOTA: RUBÉN DOTRO

El compositor y guitarrista de Bernal alterna los recitales de su grupo Al-Fil con las presentaciones que realiza junto a la Orquesta Escuela de Berazategui en el centro Cultural Rigolleau.

Desde muy joven, Carlos Stefan tuvo la percepción de que su vida se iba a edificar sobre dos pilares que lo iban marcando a fuego. Uno tenía que ver con un profundo caudal interior que pedía liberarse y ser comunicado. El otro, la certeza de que la música era el canal adecuado para poder transmitirlo.

Así nació su primer grupo Hoa-Binh, que significa paz en idioma vietnamita. Después le siguieron Dakar, Fugaz, Krill, Elixir de Pasión, Elixir y Al-Fil, banda esta última con la que viene realizando periódicas presentaciones desde hace seis años.

Su huella

En todos esos conjuntos -como compositor y guitarrista- dejó su huella. Stefan no se detiene en el virtuosismo musical sino que cada presentación es una obra conceptual integral. Sus shows incluyen imágenes y representaciones teatrales. Sus discos, dibujos y poesías en un marco de cuidado esteticismo.

Encolumnado en el llamado rock progresivo, reconoce como influencia a grandes bandas como King Crimson, Pink Floyd y la Mahavishnu Orchestra. Admirador de John McLaughlin, Robert Fripp y David Gilmour y, en la arena local, de Luis Alberto Spinetta, Aquelarre y Crucis.

Su talento le abrió camino rápidamente entre los músicos en los que se veía reflejado, que apreciaban su inspiración y lo invitaban a sus presentaciones. Entabló amistad con sus vecinos quilmeños de Vox Dei y, a través de las distintas agrupaciones que iba integrando, comenzó a compartir escenario con grupos consagrados.

CARLOS STEFAN WEB OFICIAL

 

La anécdota con el Flaco

“Nunca puse en un primer plano la llegada masiva a la gente o el negocio -señala a El Quilmeño el autor de temas como El jazmín y la daga y Un viaje a la entraña de los sentidos-. La intención siempre es expresar un sentimiento profundo y que a vos, al que lo está escuchando, le despierte también un sentimiento de igual intensidad pero que no necesariamente tiene por qué ser similar al mío”.

Considera que, en la actualidad, son pocos los que se detienen a escuchar y disfrutar realmente de la música y, en relación con las nuevas camadas de compositores, asegura que “es difícil encontrar detrás un basamento espiritual. Los grupos jóvenes, en general, están urgidos por lograr un éxito inmediato y, los que finalmente lo alcanzan, muchas veces se repiten creyendo que, de esa manera, mantienen vigencia”.

Con la Orquesta Escuela

“Es fundamental salir de los estereotipos. Romper las carcazas, como ocurrió en los ’60. Y, sobre todo, trabajar duro” expresa, a manera de conclusión, este músico bernalense, mientras abre el cofre y vuelve a guardar, una a una, sus emociones más preciadas