El ex vocalista de Mala Reina reveló detalles de su último single llamado “Yürei”. Además habló de Metamorfosis, el EP que lanzó como solista y que contó con la colaboración de Luciana Segovia y Gaspar Benegas.

NOTA: CRISTIAN SORANO

Al igual que para todos, el 2020 de Nikko Vicente fue un año agitado. Más allá de lo que significó la etapa más dura de la pandemia, también vivió cambios desde el aspecto personal, los cuales lo inspiraron en su último single: Yürei. El mismo contó con la participación de July Wire, guitarrista de la banda colombiana Live Wire.

El ex integrante de Mala Reina también se encuentra ansioso porque el 5 de noviembre se subirá a un escenario para dar un show impresionante. La cita tendrá lugar en Strummer Bar.

En entrevista también habló sobre su primer EP llamado Metamorfosis y de su experiencia de grabar junto a Luciana Segovia y Gaspar Benegas. 

-¿Qué simboliza para vos Yūrei?

Creo que también viene de la mano con la metamorfosis. El año pasado fue muy movido para todo el mundo por la situación pandémica. “Yurei” cierra un poco como transité el 2020. En lo personal fue muy agitado, pasé por varias cosas que termino de cerrar este año. La letra habla de alguien que pelea con sus fantasmas atravesando las tormentas. Cuando lancé esta canción fue cerrar esa etapa en 2021 intentando canalizar todo en este tema. Hasta el arte de tapa me lo hizo la corista de mi banda. Es una persona con sus fantasmas detrás pero en forma de alas. Simboliza el despegue luego de disipar lo malo y cerrar bastantes cosas. 

-¿Qué se viene para el futuro?

El 5 de noviembre voy a dar un show en Strummer Bar, Tengo un par de canciones más que seguro lance en formato single y ahora en octubre voy a lanzar el videoclip de “Charlotte”, con el que estoy muy entusiasmado porque tiene toda una onda gótica y va a estar muy copado. Pero estoy muy manija con el show de noviembre. Estoy con muchas ganas de salir al escenario, nunca estuve tanto tiempo sin tocar y tengo ansias de hacerlo.    

-¿Cómo llega la música a tu vida?

La música en mi vida estuvo siempre, no hubo un momento en el que diga “quiero ser músico”. Desde muy chico componía, jugaba a que era cantante, o me grababa con una casetera. Es un propósito de vida siempre lo tuve en claro que era músico, mi papa tenía un teclado Roland con el que tocaba con mi primera banda. Siempre supe que la música era parte de mí y de lo que soy.  

-¿Cómo fue esa aventura llamada Mala Reina?

Con Mala Reina, no quise encasillarme tanto en el metal y en ese año estaba escuchando mucho New Metal y algo más alternativo, quería un sonido más para ese lado. Ahí junté a todos los de la banda (Guillermo Piazzo en guitarra, Marcelo Sarde en bajo, y Gerardo “Yaya” Rossi en batería) y así formamos el grupo con un estilo de metal más alternativo, que, para mí, fue un vuelco de 180 grados y lo tomé como un experimento. Al final duro 10 años, sacamos 3 discos y fue increíble. 

-¿Fue una verdadera metamorfosis?

Sí, fue en verdad todo “Metamorfosis”. Todos los discos que grabé siempre fueron en estudio y con banda. Acá fui yo sólo y una computadora. Eso ya fue toda una experiencia para mí, ya que experimenté mucho más los sonidos. Cuando lo estaba terminando, me di cuenta que era un gran proceso de cambio. 

¿Qué sentiste al trabajar con Luciana Segovia y Gaspar Benegas? 

¡Eso fue como un lujazo que me di! Tengo muy buena onda con Luciana, y cuando estaba armando el tema “Si(o)metría” yo ya venía escuchando la voz de una mujer en mi cabeza y estaba escuchando muchas bandas de voces femeninas. Entonces, la canción me pedía una voz así. Le pregunté y se re copo. Vino al estudio, escuchó la canción y empezamos a laburar con la letra para ver dónde entraba ella. Improvisó y todo. Con Gaspar, fue un lance que me tiré, le pregunté si se copaba, me dijo que sí y le pasé el tema. Sólo le comenté: “Hace lo que quieras”. Posteriormente, me pasó unas guitarras que había grabado y use todo lo que hizo. Todo junto quedó muy bueno, son dos genios.