El reconocido animador radial y escritor participó en el último trabajo discográfico de la banda, que aborda, desde una matriz psicoanalítica, las vivencias y dilemas de su personaje durante la pandemia de coronavirus.

El Sable de Simón lo hizo de nuevo. Demostró que los discos extensos siguen teniendo su atracción y volvió a sorprender con su última producción musical temática, que cuenta con una matriz psicoanalítica, y que, además, posee un condimento especial porque abordó los pensamientos, vivencias y dilemas de un personaje durante el aislamiento social preventivo y obligatorio establecido por la pandemia de coronavirus durante año pasado. Situación que se está repitiendo en estos días debido a las restricciones impulsadas por la segunda ola de contagios.

No es azaroso que el material tenga un enfoque que provenga desde el psicoanálisis, de hecho, es algo que la banda ya lo tenía pensado antes de que estallara todo en marzo de 2020, pero sí se encontró ante semejante momento histórico, que decidió abordarlo desde el arte.

El material lleva el nombre Simón Dice y refleja la relación entre Simón y su analista, encarnado por el reconocido conductor radial y escritor, Alejandro Dolina, quien puso su voz y concretó un sueño tan anhelado por los integrantes del grupo.

Ellos son Pablo Barrenengoa, en guitarra y voz; Marcelo Sabbione: bajo y baterías; Fausto “Tano” Chini en batería; Jey Di en saxo; Filipo “El Búho” Legarreta en teclado y voces; José Moreno en guitarra y voz; Gustavo Ridilenir en saxo Alto y flauta traversa;  Facundo “Bomba” Gianccane en percusión.

Pablo Barrenengoa fue quien dialogó con Dale que sos Rock, en una entrevista imperdible, donde explicó, entre otras cosas, el origen del trabajo discográfico y la importancia de contar con la participación de Alejandro Dolina.

-Me imagino que están muy contentos por tener un álbum rodando, ¿qué sensaciones tienen? ¿Cuáles son las opiniones que reciben?

La verdad es que todo lo que fue este encapsulamiento de grabar y producir el disco, que hicimos en nuestra propia sala, en el medio de la pandemia, y luego de un periodo medio endogámico de creación y producción, y de invitar a algunos músicos, estamos muy contentos por la llegada que ha tenido, y porque también pudimos saltar el cerco de la gente que siempre nos sigue y nos tira buena onda. Nos posibilitó llegar a otras personas que no nos tenían en el radar. Me parece que Simón Dice es un buen argumento.

-¿Por qué optaron por hacer un disco largo de más de 10 canciones?

Este es nuestro cuarto disco, más que una opción es casi una necesidad porque tenemos un lindo semillero de canciones. Simón Dice tiene once y su rasgo distintivo es que no es un disco al estilo compilación de canciones, sino que es un álbum conceptual. Son once canciones que van contando una misma historia, esa historia es de Simón, que es nuestro personaje ficcional, que de alguna manera va narrando las distintas transformaciones que va sufriendo en el contexto de la pandemia en diálogo con su psicoanalistas, que es Alejandro Dolina. Sabemos que la industria musical va a contra mano de eso, me parece que hay una diseminación de sencillos, de EPs, y muchas de las propuestas de la banda son fragmentarias. Nosotros queríamos contar una historia que fuese a otro plano, que requiera sentarse a escuchar, dejarse impregnar un poco por las sensaciones e identificarse con el personaje en la medida de lo posible. Sabíamos que produciéndonos nosotros mismos nos iba a dar más libertad para crear y poder grabar. Como venimos varios del palo del psicoanálisis y de la literatura, porque laburamos en esos ámbitos, ahí encontramos una vía potente como para estructurar un relato y ya componer.

-Se puede decir que son músicos que laburan en la rama de la psicología y la literatura ¿Cómo hacen para combinar esas dos cuestiones con la música?

En mi caso y el de Fausto, el baterista ahora devenido en guitarrista, somos del palo del psicoanálisis; otros son analizantes, digamos. El compañero José es escritor. Igual, la idea no era hacer una aplicación mecánica de esas herramientas, aunque naturalmente un poco forman parte del andamiaje con el que comprendemos la realidad, y, también, encontramos que era una buena herramienta para componer y concatenar las canciones una detrás de la otra, siguiendo un argumento, que, en este caso, es una situación psicoanalítica, la cual se centra en qué es lo que le va a pasando a Simón y los diálogos que va teniendo con Dolina. Él va haciendo intervenciones, interpretaciones, construcciones que de alguna manera interpelan a Simón y se va dando una mutación anímica.

-¿Qué sintieron a la hora de contar con la participación de Alejandro Dolina?

En el proceso de composición de la obra conceptual, vimos que era interesante contar con una voz externa a la banda, que tuviera una presencia distinta, una sonoridad peculiar y cierta asimetría con Simón, que no sean contemporáneos, porque queríamos favorecer la comprensión de lo que estamos proponiendo. Fue así que nos envalentonamos, soñar es gratis y dijimos: “La voz de Dolina podría quedar muy bien”. Me acordé que teníamos una amigo que nos podía hacer un contacto, aunque sabíamos que no es un personaje sencillo de convocar, ni siquiera de tener una entrevista, ni nada por el estilo. Pero bueno, le contamos la idea, él se copó, y ya con su primer visto bueno estábamos muy contentos, extasiados. Igualmente, de ahí a que se concrete era otra cosa y justo en el medio nos agarró la pandemia. Mientras tanto, fuimos cambiando el guión, se lo mandamos, tuvimos algunas devoluciones. Y aunque no nos pudimos juntar a grabarlo, él lo hizo en su casa y nos lo mandó. Posteriormente, tuvimos un par de idas y vueltas. Imaginate, yo siempre lo admiré a Dolina por su mirada tan fina de la realidad y por el brillo que suele darle a todas las cosas por las cuales siempre habla y reflexiona. Poder haber realizado este disco y que le ponga la voz a nuestro guión, que le gustó y que tiró la mejor, fue un sueño hecho realidad.

-¿Por qué, para la portada, eligieron una imagen donde se ve un casete?

Pudieron haber sido muchas tapas, dimos muchísimas vueltas. Terminamos poniendo un casete porque, durante el disco y si bien hay intervenciones y diálogos entre Simón y el psicoanalista, una buena parte del álbum, lo que en que realidad, tiene son grabaciones o notas mentales que va grabando el psicoanalista, donde va registrando lo que él piensa que le está pasando a Simón y hace algunas reflexiones en voz alta y es ahí donde se escucha la voz en off de Dolina. El casete representa el grabador.

-Es un disco realizado en el contexto de la pandemia ¿tenían pensado en 2019 y principios de 2020 lanzar un álbum?

La idea de hacer un disco conceptual y que tome la matriz psicoanalítica es  pre pandemia, previa al confinamiento. De hecho, teníamos algunas ideas. Empezamos a grabar, pero, pandemia mediante, todo se fue alterando y nos parecía que lo mejor era reajustar esas ideas a un acontecimiento de estas características. Iba a ser mucho más sencillo también generar cierta identificación con el personaje Simón. Es un material para estimular cierto ejercicio de introspección, de capitalizar este gran garrón, que es el coronavirus, en que la gente pueda repensar sus relaciones, su pareja, su laburo, en qué hace con el tiempo.