NOTA: MEL RODRÍGUEZ

Desde Dale que sos Rock compartimos las sentidas palabras de nuestra compañera Mel Rodríguez sobre el paso a la inmortalidad de uno de los bateristas más importantes de la historia universal de la música.

Este martes conocimos la triste noticia acerca del fallecimiento de Charlie Watts a sus 80 años, luego de haberse sometido a una cirugía que forzó su retirada de la gira que planeaba la banda británica y que recorrería Estados Unidos. Según su representante, la leyenda “falleció pacíficamente en un hospital de Londres, rodeado de su familia”. La música está de luto y miles de seguidores lloran su pérdida.

El chico del jazz

Siendo un niño fabricó su propio tambor, pero fue cuando tenía 14 años que su madre, Lily, le regaló su primera batería.

Charlie se unió al grupo de la lengua en 1964, cuando esta  ya tenía un año de vida. Había iniciado su carrera musical en el jazz, estilo que jamás abandonó y que le sirvió para desarrollar un sonido tan particular en la bata Stone. En una entrevista con The New Yorker dijo: “La única diferencia entre tocar jazz y rock and roll es el volumen”.

La piedra angular

Siempre el primero en bajar del escenario, reservado y de bajo perfil. El del golpe preciso, elegante y sutil. Un equilibrio perfecto entre la desfachatez de Richards y el frenesí y sensualidad de Jagger.
Su pulso fue el cimiento sobre el que se construyeron tantos himnos que nos acompañaran por siempre. Sin dudas, su batería marcó la historia de la música por toda la eternidad.

Desde 1963 hasta hoy se han utilizado millones de palabras, escritas una tras otra, en vanos intentos por explicar el suceso que conocemos como Rolling Stones. ¿Qué más podríamos agregar ahora que la muerte,despiadada y rotunda, nos muestra una vez más, de qué estamos hechos los mortales?

La vida nos despierta con estos golpes y vemos como la rebeldía, los sueños y las fantasías adolescentes, el barrio, las lágrimas y los pogos parecen disolverse en una tormenta de realidad que nos sacude hasta los huesos. La muerte de Watts lastima porque tenemos instalado el concepto de que los Rolling Stones no morirán jamás, y es que llegar a los ochenta golpeando inclaudicablemente la batería, no es para cualquiera.

Pero los ídolos no son eternos. Y sin embargo, los ciclos continúan, nos queda entonces disfrutar de los músicos que como Charlie sembraron en nosotros “emociones mezcladas” porque después de todo, es solo rock and roll pero nos gusta.